Ecos de Amor

༄
5 min readAug 11, 2024

--

京都市、日本 (2024)。

No es la primera vez que esculpo un rincón en mi alma para él, ese refugio donde se albergan mis emociones más puras, más genuinas. Una vez más, su esencia se convierte en la chispa que enciende mi inspiración, en la musa que, como tantas veces antes, ha llenado cada recoveco de mi ser con razones que solo el corazón podría descifrar. Pero esta vez es diferente, esta vez, el dolor ha tejido un manto pesado sobre mis hombros, y mis manos tiemblan mientras mis pensamientos luchan por liberarse, susurrándome con insistencia que quizá esta no sea la mejor idea.

No sé por dónde empezar. No he trazado líneas de versos ni he armado las rimas que puedan encapsular lo que siento. Pero aquí estoy, con el corazón a punto de estallar, dispuesto a navegar por las aguas turbulentas de nuestra breve historia de amor, una historia que, sin que lo notáramos, se ha convertido en la más triste de todas.

Lo pienso constantemente. Su rostro, sus gestos, su voz, están presentes en cada rincón de mi mente, como sombras que se proyectan en las paredes de mi memoria. Lo busco en todas partes, en la letra de una canción que no dice nada, en el murmullo del viento que arrastra su nombre, en las miradas de extraños que se cruzan en mi camino. A veces, el dolor se clava tan profundo en mi pecho que prefiero perderme en la negación, en ese estado de inconsciencia donde su ausencia no duele tanto, porque la idea de verlo, y no poder tenerlo, es más de lo que puedo soportar.

Despierto cada mañana y lo primero que siento es su ausencia, un vacío que grita en el silencio. Han pasado solo unos días, pero cada minuto sin él se siente como una eternidad, y con cada hora que transcurre, el abismo en mi pecho se ensancha, porque me falta mi sol, esa luz que iluminaba mis días y daba sentido a mis noches.

Supongo que, en algún rincón de su mente, ha decidido que para encontrarse a sí mismo, necesita perderme a mí. Y así es; me pierde y se encuentra. Pero lo amo, y él me amaba… ¿Por qué, entonces, todo tuvo que desmoronarse tan pronto? ¿Acaso las cicatrices de nuestro pasado fueron demasiado profundas, tan profundas que no pudimos sobrevivir a ellas? ¿En qué momento se alejó, en qué instante dejó de susurrarme al oído cuánto me quería?

Ese fantasma que ha cargado sobre sus hombros durante tanto tiempo, finalmente comenzó a pesar demasiado. Ese espectro que ha habitado en su alma lo empujó a reprimir sus sentimientos, alejándose de mí en un intento desesperado por protegerse. Quizás ese fantasma siempre estuvo ahí, gritándome desde las sombras que estaba cediendo demasiado, que quería arrebatarme mi lugar, y yo, cegado por mi amor, no lo escuché. Y él, sin quererlo, me apartó de su lado, dejándome en una penumbra que no logro disipar.

Me resulta tan difícil comprender sus razones, tan difícil aceptar que nuestro hogar, construido con tanto amor, haya terminado reducido a ruinas. Lo amo, él me amaba, nos amamos, ¿fui el único que pudo sentirlo? Desearía con toda mi alma que las cosas fueran diferentes, que las palabras que compartimos fuesen suficiente para sostenernos, para rescatarnos de este abismo en el que nos hemos hundido.

Y entonces, en un momento de claridad dolorosa, lo comprendí. Fue un día antes de que él se marchara, un día antes de que se alejara sin siquiera mirar atrás. Tuve que aceptar la realidad, aunque cada fibra de mi ser se resistía a hacerlo; se había ido. Me apartó antes de que nos desvaneciéramos por completo, antes de que el dolor nos consumiera hasta no quedar nada. Estaba tan herido, y yo sentía una frustración desgarradora al no poder sacarlo de ese abismo, al no poder rescatarlo para que pudiéramos amarnos sin miedo. ¿Cómo podía entregarme su alma, si la tenía desmoronándose entre sus manos? ¿Cómo podía encontrar paz si él apenas podía sostener el peso de su propia historia?

La ansiedad y el dolor me devoran, como un fuego que arde sin descanso, sabiendo que nos dirigimos hacia un destino incierto y sombrío. Quiero estar allí para él, quiero tomar su mano como lo he hecho tantas veces, acariciar su cabello y susurrarle que todo pasará, que estará bien… Pero la realidad es cruel, y si fuera por mí, yo jamás habría elegido este camino para nosotros.

Me prometí protegerlo, pero con cada día parecía estar más lejos de mi alcance. No puedo tenerlo entre mis brazos si su calor no me pertenece, si su esencia misma parece haberse desvanecido en el aire, dejando solo un eco vacío.

No quiero dejarlo, no quiero aceptar que ya no está. Su ausencia es como una herida abierta que no deja de sangrar. No me acostumbro al frío en pleno verano. Lo extraño con una intensidad que me consume, como si cada parte de mi ser estuviera gritando por su regreso.

Solo puedo desear que todo mejore, que pronto encuentre la fuerza para levantarse, que pueda mirarse al espejo sin desear ser alguien más, que no le avergüence mostrar sus emociones, y tantas otras cosas que solía adorar repetirle, esperando que calaran en lo más hondo de su ser. Él es lo más valioso que existe para mí, y le agradezco desde lo más profundo de mi alma por haberme permitido estar en su vida, aunque solo fuera por un breve tiempo. Espero, con todo mi corazón, que nuestros caminos se crucen de nuevo en el futuro, que podamos encontrarnos de nuevo en un lugar donde el dolor no exista, donde podamos amarnos libremente, sin miedo ni reservas.

Por ahora, en cada noche que cae, solo deseo correr a sus brazos, perderme en su abrazo, fingir que nada está mal, que somos solo él y yo, aislados de la realidad, prometiéndonos ser más fuertes, amarnos hasta que nuestras arrugas se conviertan en testigos de lo que podría ser nuestro amor eterno.

Siempre estaré esperándolo, no importa cuándo, porque sé que, como ese hilo que nos une, como que somos opuestos que se complementan con el otro, él sabe dónde y cómo encontrarme.

--

--

༄
༄

Written by

The Garden of Words (2001) dir. Aomori Issei

No responses yet